¡Anímate tú puedes!

Imagina que eres un atleta que está preparándose físicamente en este momento para una competencia de relevos en los juegos olímpicos, llevas años entrenando junto a tu equipo para las olimpiadas, corriendo una y otra vez, practicando, creando estrategias, mejorando tiempos, viendo cuál es la mejor manera de llevar el testigo* en tus manos para pasarlo a tu compañero de equipo y así poder traer a tu país la tan preciada medalla olímpica.

Entrenan durante cuatro años para tener el mejor desempeño ante el mundo y delante de otros atletas que también se han preparado para la carrera de relevo, entonces en uno de los entrenamientos se dan cuenta de que hay equipos que tienen un desempeño mucho mejor que el de ustedes y comienzan a llegar los pensamientos…

“Ellos tienen mejor tiempo que nosotros, son más rápidos, tienen mejor comunicación, no sabemos si podremos clasificar para las olimpiadas”.

Delante de tales pensamientos, ¿Cuál sería la mejor manera de afrontarlos? ¿Que sería lo mejor, echar por la borda los cuatro años de entrenamiento o seguir adelante porque saben que aún tienen oportunidad de ganar la medalla? Todo dependerá de la actitud que mantengan ante estas circunstancias.

Es precisamente la capacidad de responder ante los desafíos que se presentan, lo que hace la diferencia entre una persona y otra. Los pensamientos negativos siempre llegaran a tu cabeza, las dudas, los miedos e inseguridades siempre tocaran a tu puerta, pero es tu decisión darle oídos o no.

No escuches al desánimo cuando dice: no luches. Ni escuches al fracaso cuando dice: no lo intentes. Solo escucha la voz de Dios que te dice ahora: no te rindas, estoy contigo y te bendeciré. ¡Cree!.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? Romanos 8:31 (RVR1960).

¡Dios te bendiga!

*El testigo es una barra cilíndrica de metal o de un material similar que se utiliza en las carreras de relevos.